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lunes, 28 de septiembre de 2015

Dinámica familiar



La dinámica familiar hace referencia al conjunto de necesidades, obligaciones, responsabilidades, relaciones y etapas que se dan en la familia. Es a través de la dinámica familiar como se construye y se desarrollo la familia: afectos, lazos, vínculos, sentimientos, emociones, caracteres, personalidades, etc.
En toda familia se presenta una dinámica compleja que rige sus patrones de convivencia y funcionamiento. 



Si esta dinámica resulta adecuada y flexible, es decir, funcional, contribuirá a la armonía familiar y proporcionará a sus miembros la posibilidad de desarrollar sólidos sentimientos de identidad, seguridad y bienestar. 
Cada familia tiene su propia dinámica que se manifiesta a su manera, según su historia de vida, su cultura, et.

Al hablar de familia, hablamos de muchos tipos de familias: nuclear, extensa o consangüínea, monoparental, ensambladas o reconstituidas, adoptiva, sin hijos, provenientes de otras culturas, de padres separados, unida por lazos afectivos (no legales o consangüíneos).

Se puede decir que los dos grandes objetivos de toda familia, señalados por Estrada (1993), son:
1) Resolver las tareas o crisis que va enfrentando la familia en las diferentes etapas de desarrollo.
2) Aportar los complementos a las necesidades de sus miembros, con el objeto de lograr una satisfacción en el presente y una preparación segura y adecuada para el futuro.

Así, al constituirse una nueva pareja se crean expectativas acerca de cómo se llevará a cabo la vida futura en familia. Si se contempla tener hijos e hijas, el cómo cuidarlos, atenderlos y lograr una armonía familiar… Sin embargo, diferentes factores intervienen en la manera como se llevarán a cabo las relaciones entre la pareja, con los hijos y en la familia. Estos factores abarcan desde la educación de la familia de origen de cada miembro de la pareja, su escolaridad, edad, sexo, ingresos, expectativas y situaciones no esperadas, como la no llegada de los hijos e hijas, el nacimiento de hijos o hijas con retardo en el desarrollo o enfermedades crónicas en algún miembro de la familia.


Todas estas situaciones hacen que tengamos que pararnos, reflexionar, valorar el peso de las demandas, valorar nuestros recursos para afrontarlas, y tomar decisiones. 
Vivirlas como retos o como crisis, depende de cada uno.

A lo largo de la vida, las familias atraviesan distintos tipos de crisis que según las características de las mismas las podemos clasificar en crisis evolutivas o inesperadas.

Pero la realidad es que, entre las cosas que nos suceden y las consecuencias, media un componente cognitivo. Es decir, la interpretación que hacemos de la situación. Es por este motivo, que los seres humanos reaccionamos de formas distintas bajo estímulos similares.
Tanto las crisis evolutivas como las crisis inesperadas pueden ser atravesadas por las personas/familias de distintas maneras dependiendo de los recursos que tengan y de las experiencias previas (adaptación a crisis anteriores). Teniendo en cuenta esto, habrá familias que puedan pasar por estos períodos de cambios con mayor facilidad y capacidad de adaptación y otras no tanto.


Estas interpretaciones que hacemos están condicionadas por los estilos de personalidad y experiencias previas... pero se pueden entrenar.

El ciclo vital familiar está inmerso en la cultura y costumbres a la que pertenece la familia, por lo que no podemos decir que haya formas correctas o incorrectas de pasar por las diferentes etapas.

Como hemos dicho, a lo largo de la vida de todas las personas, parejas y familias, se producen cambios.



Se denominan crisis evolutivas a aquellos cambios por los que pasan de forma esperada la mayoría de las familias.
Pero pueden ocurrir también crisis no normativas. Es decir, hechos inesperados o no previstos, como la separación y el divorcio, un accidente, la pérdida de un familiar, la pérdida del trabajo...
Ante todas estas crisis, se pueden adoptar dos posturas radicalmente diferentes: introducir cambios para seguir creciendo y madurar, o quedarse estancado y retroceder.

La OMS define Salud Familiar como la salud del conjunto de los miembros en términos de funcionamiento efectivo de la familia. Según Horwitz Campos y otros, puede considerarse como el ajuste o equilibrio entre elementos internos y externos del grupo familiar, la capacidad de la familia para adaptarse y superar las crisis.

 ¿Cómo afrontáis vosotros las situaciones de crisis?. 


Alicia Martín Martín


viernes, 11 de septiembre de 2015

Propuestas de películas y vídeos para: "COMPRENDER CÓMO FUNCIONAN LAS EMOCIONES"





     Como ya se ha mencionado anteriormente, la inteligencia emocional se puede aprender y desarrollar.
Pero para ello, es necesario aprender primero a escuchar y reconocer nuestras emociones.

Podemos entender y aprender más sobre nosotros, sobre cómo funcionan nuestras emociones, desde un trabajo personal de autoconocimiento y redescubrimiento. Pero también, escuchando otras experiencias que nos permitirán identificarnos y nos ayudarán a entendernos y aceptarnos.

Para la comprensión y análisis de nuestras actitudes, pensamientos y sentimientos, también es muy útil servirnos del cine, la literatura y la música.


Por lo que os animo a ver una serie de películas y cortos que tratan el tema de las emociones:

Para empezar, os indico el link donde se muestra el análisis hecho por una psicóloga, de una película que está muy de actualidad "Inside Out" (Del Revés). Que ayuda a aprender sobre las emociones tanto a niños como a adultos.
Interesante análisis, y recomendable película:


Siguiendo con los más pequeños, en este link se muestran diversos vídeos con los que también podremos ayudarles a entender y aprender sobre las emociones:


Para finalizar, os dejo unas propuestas para los más grandes, sobre otras películas sobre inteligencia emocional:


¿Alguien se anima a hacernos alguna sugerencia de otras películas o cortos relacionados con el tema?
¡¡¡Escribirnos vuestras sugerencias.!!!

Espero que disfrutéis mayores y pequeños con una tarde llena de cine, y que os ayude a seguir creciendo y compartiendo en familia.



Alicia Martín Martín



miércoles, 9 de septiembre de 2015

Lecturas sobre Inteligencia Emocional







Maurice J. Elias
- "Educar con Inteligencia Emocional". (Ed. Debolsillo):
Sugerencias, actividades y consejos prácticos, que ayudarán a los padres a utilizar sus emociones del modo más positivo. En las páginas de este libro, los padres aprenderán a comunicarse con sus hijos en el nivel más profundo y gratificante, y a ayudarles a salvar con éxito el intrincado laberinto de las relaciones con los demás. Tomando los cinco principios básicos Daniel Goleman, Inteligencia Emocional, los autores explican cómo aplicarlos para obtener buenos resultados en la educación de los niños. Con este fin, ofrecen sugerencias, actividades y consejos prácticos, que ayudarán a los padres a utilizar sus emociones del modo más positivo en asuntos tan cotidianos como la rivalidad entre hermanos, conflictos con los amigos, situaciones escolares diversas o la presión ejercida por los compañeros.




Mireia Golobardes y Sandra Celeiro
- "Inteligencia emocional para niños. Guía práctica para padres y educadores". (Ed. Planeta):
¿Cómo podemos enseñar a los más pequeños a gestionar sus emociones?. ¿Cómo ayudar a nuestros hijos a mejorar en sus relaciones con los demás?. ¿Cómo facilitarles su capacidad para identificar sus emociones y auto-conocerse para poder enseñar con su propio ejemplo la inteligencia emocional?. Ayudar a nuestros hijos a utilizar la I.E. es ayudarles a tener habilidades para afrontar los retos de la vida cotidiana con confianza y seguridad en ellos, en los demás y en el futuro. Este libro pretende poder entender y reflexionar sobre la IE en niños y adolescentes y aportar algunas herramientas prácticas útiles en el día a día tanto en casa como en la escuela. En este libro se va combinando teoría y práctica, con muchos ejemplos, ejercicios, cuentos, fichas para aplicar.




Angel Peralbo
- "Educar sin ira". (Ed. La esfera de los libros):
Un manual de autocontrol emocional para padres e hijos de todas las edades. A mayor implicación emocional, más dificultades existen para actuar de manera estable. De ahí que los padres necesiten controlar sus propias emociones en todas las etapas educativas. Sobre todo porque los niños irán adquiriendo sus mismas tendencias a hacer las cosas deprisa y muchas veces mal, a ser impacientes e intransigentes y a sentirse frustrados por no saber detenerse a tiempo. Este manual enseña autocontrol emocional para educar sin ira y a no tirar la toalla cuando surgen los problemas. Su autor ofrece numerosas estrategias y técnicas para saber cómo favorecer la seguridad, la confianza y el optimismo en nuestros hijos.










Daniel Goleman
- "Inteligencia Emocional". (Ed. Kairos):
El coeficiente de inteligencia (CI) ¿determina nuestro destino?. Mucho menos de lo que pensamos. En este libro Goleman sostiene que nuestra visión de la inteligencia humana es estrecha, pues soslaya un amplio abanico de capacidades esenciales para la vida. La Inteligencia Emocional.










Entender y educar a nuestros hijos



Josefina Aldecoa:
- "La educación de nuestros hijos. De 0 a 14 años"
(Ed. Temas de Hoy) 
Reúne los conocimientos pedagogos y psicológicos de cinco prestigiosos especialistas para ofrecer el más completo manual de los aspectos educativos de los niños desde su nacimiento hasta los 14 años, el difícil periodo de la adolescencia. Estructurada por etapas, da respuesta a las preguntas más habituales y a las que tal vez no nos hacemos pero deberíamos hacernos para la salud psicológica, emocional e intelectual de nuestros pequeños.





Jose Antonio Marina:

-"El cerebro infantil: la gran oportunidad" (Ed. Ariel)
Es estudio del cerebro ha tenido resultados espectaculares en los últimos años, pero estos conocimientos se han aplicado más en la clínica que en la escuela y en la educación de nuestros hijos. Este distanciamiento no es sensato. Del cerebro dependen nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestra personalidad. Y es muy importante que padres y docentes conozcamos su funcionamiento, porque el cerebro es la fuente de oportunidades de nuestros hijos y alumnos. No se trata de que todos nos hagamos neurólogos, sino de que tengamos una idea general de cómo funcionamos, de la razón biológica de nuestras capacidades y de nuestros problemas. Debemos exigir a los neurocientíficos que investiguen en este terreno y utilizar después sus conocimientos.




T. Berry Brazelton y Stanley I. Greenspan

- "Las necesidades básicas de la infancia: Lo que cada niño o niña necesita para vivir, crecer y aprender" (Ed. Grao)


Las relaciones afectivas que los pequeños han de tener con sus progenitores, las condiciones que deben cumplir los centros infantiles, las interacciones que niños y niñas necesitan para crecer y aprender, los cuidados en grupo, las medidas de custodia, de acogida y adopción, las relaciones de la familia con la escuela, la conciliación de los horarios laborales y familiares, etc. Una guía clara y útil para madres, padres, maestros, jueces, trabajadores sociales, responsables de planificación política y todas aquellas personas involucradas y preocupadas por el bienestar infantil.




jueves, 3 de septiembre de 2015

Inteligencia emocional (cerebro dividido)


El Aprendizaje social y emocional. Las habilidades para la vida





¿Qué es la Inteligencia Emocional?


    



  El concepto de inteligencia emocional hace referencia a la capacidad de una persona para manejar una serie de habilidades y actitudes. Entre estas habilidades se encuentran la consciencia de uno mismo; la capacidad para identificar, expresar y controlar los sentimientos; la habilidad de controlar los impulsos y posponer la gratificación; así como la capacidad de manejar la tensión y la ansiedad.

Se dice así por tanto, que esa persona es inteligente (hábil) para el manejo de los sentimientos.


¿Cómo manejar las propias emociones en diferentes situaciones estresantes?.
¿Cómo sobrellevar las diferentes situaciones de crisis en nuestra familia?.
¿Cómo favorecer un ambiente familiar donde se promueva la expresión y comunicación de los sentimientos?.
¿Cómo acompañar a nuestros hijos, en sus diferentes etapas de su desarrollo vital?. ¿Cómo ayudarles a que tengan un mejor control en situaciones de dificultad y de toma de decisiones sobre su futuro y sus relaciones?


Según Goleman, la inteligencia emocional se puede organizar en torno a cinco capacidades:









La forma de resolver los conflictos, cuenta con tantas posibilidades como modos de mirar el conflicto. La inteligencia emocional propone abandonar antiguas creencias y estereotipos sobre cómo resolver los problemas. Y atrevernos a desaprender, para después abordar el conflicto desde la observación, la comprensión del otro, la escucha atenta y paciente, y desde una comunicación asertiva.


Alicia Martín Martín

viernes, 28 de agosto de 2015

¿Habéis sobrevivido a las vacaciones en familia?






Las vacaciones… ¡Ese tan ansiado momento!.
Momento para descansar, desconectar, disfrutar…

Esas son las expectativas que todos tenemos de las vacaciones. Pero luego está la realidad: agobios, frustraciones, discusiones, conflictos…

Porque nuestras expectativas y las del resto no siempre son compatibles.
Todos queremos vacaciones, pero no siempre coincidimos en el destino soñado. O puede que coincidamos en el destino, pero está la realidad económica.
Todos queremos descansar, pero hay quien siente que no descansa, al tener que atender a toda la familia. Porque no siempre hay un reparto equitativo de roles durante las vacaciones. Y la persona con más carga de tareas domésticas piensa: ¿Cuándo descanso yo?. ¿Para cuándo mis vacaciones?.



Todos queremos disfrutar, tener nuestro espacio de descanso, de paz, sin obligaciones, ni agobios, seguir nuestro propio ritmo…


Pero la convivencia no siempre es fácil. ¡Y menos cuando estamos 24 horas juntos!. Da igual que sea con tu pareja, tu familia o tus amigos. ¡Todos necesitamos de nuestros espacios!. Una convivencia intensa, donde hay que adaptarse a otros ritmos y formas de hacer, a otras manías, rutinas y otros puntos de vista. Lo que acaba generando desacuerdos y roces que desembocan en estrés, tensiones y conflictos.

Porque a veces nos cuesta adaptarnos a nuevas rutinas y roles. O porque estamos acostumbrados a vivir solos y tanta compañía llega a estresar y asfixiar. O bien porque durante el curso, las obligaciones laborales, personales y familiares hacen que no compartamos tanto tiempo junto a nuestra pareja. Por lo que la convivencia vacacional nos llega a agobiar. O porque esas obligaciones nos tienen tan ocupados, que en realidad no hay tiempo para resolver los conflictos que van surgiendo durante el curso. Por lo que esos conflictos se arrastran, se tapan con otras preocupaciones. Pero durante las vacaciones reaparecen, con la convivencia continua y la cercanía.  
O porque decidimos pasar las vacaciones con la familia extensa, pero al cabo de los días surge la necesidad de marcar límites por parte de todos. Sentimos la necesidad de defender nuestros espacios, opiniones, decisiones, formas de hacer… Llegándonos a sentir cuestionados, juzgados, no valorados, utilizados… Se pierde la paciencia y ya no hay tanta tolerancia ni respeto como al principio…

O porque las vacaciones, al ser un momento de parar y hacer balance de nuestro año, salen nuestras frustraciones personales, laborales, familiares... Por lo que nos volvemos más irascibles y susceptibles. Lo que no facilita la convivencia.
  

Además de la presión añadida, con el pensamiento de que  “las vacaciones son para disfrutar de la familia”.
Y cuando no se cumplen las expectativas que traíamos en la maleta, aumenta nuestra frustración, surgiendo más recriminaciones y conflictos.




Son momentos en los que hay que aprender a adaptarse y flexibilizarse. Es normal que se discuta. El problema está cuando hay conflictos no resueltos.
Las crisis son oportunidades de crecimiento. Los conflictos nos dan la oportunidad de reflexionar, evaluar, cambiar lo que no nos gusta  y recomenzar.
La dificultad está en saber manejar las emociones que surgen tras una discusión, un conflicto o un cambio. ¡Ese es el reto de toda pareja o familia!. 
Las fortalezas de una familia están en adquirir las competencias y habilidades a nivel individual y de grupo, para afrontar situaciones adversas o de estrés, identificar las necesidades y encontrar soluciones a los problemas.
Es decir, adquirir las herramientas que contribuyan a mantener la armonía y cohesión familiar, a pesar de las dificultades.

Y dentro de esta mochila de herramientas, encontramos la inteligencia emocional y la capacidad de resiliencia. Aspectos que abordaré en próximos artículos.

























Alicia Martín Martín



viernes, 22 de mayo de 2015

Servicio de Orientación familiar y educativa



 REINVENTÁNDONOS
Servicio de orientación familiar y educativa

reinventandonos.orientafamilia@gmail.com
Tlf. 679 819 002





·         SERVICIO DE ORIENTACIÓN FAMILIAR:

Servicio de atención a familias que están pasando por un momento de dificultad o conflicto en su dinámica familiar.

- Orientación familiar: atención a familias que están atravesando alguna situación
  de dificultad o crisis.
Mediación y resolución de conflictos
Escuela de familias: actividades de formación y reflexión con otras familias.
Compartiendo en familia: espacio donde aprender a comunicarnos y a 
   relacionarnos a través de actividades lúdicas.

  
·         SERVICIO DE ORIENTACIÓN EDUCATIVA:

Espacio de acompañamiento y orientación individual y/o grupal, a aquellas personas que estén pasando por un momento de crisis personal, y necesiten adquirir herramientas para afrontar este momento vital.
-         Intervención individual
-         Intervención grupal: niños y adolescentes


 ·         FORMACIÓN:

-         Escuelas de padres
-         Desarrollo personal
-         Formación de formadores



Si quieres saber más sobre el servicio (precios, horarios, etc) 
puedes contactar sin ningún compromiso, a través de:
reinventandonos.orientafamilia@gmail.com
Tlf. 679 819 002

martes, 14 de abril de 2015

La importancia de conservar nuestro espacio






En las relaciones familiares, uno de los grandes retos que se nos presentan, es cómo conservar el espacio personal dentro de ese enjambre llamado dinámica familiar.





Conocemos a una persona que nos hace sentir especiales y por la que nos animamos a desarrollar nuestro mejor “yo”.  Decidimos que queremos que sea nuestro compañero o compañera de viaje. Y nos embarcamos con mucha ilusión en un proyecto en pareja, que se convierte en proyecto de familia.
Pero con el paso del tiempo, con las obligaciones diarias, las dificultades que nos encontramos en cada etapa, el cansancio, los miedos, los agobios… esa ilusión inicial se va apagando.


Y sin saber cómo, también nos perdemos a nosotros mismos.
Porque además de ser madres/padres o pareja, somos personas. Pero en el día a día, hemos perdido nuestra esencia como individuos. Hemos pasado a ser solo “mamá” o “papá”. Incluso el espacio de pareja se ve afectado. ¿Cuántas veces os dedicáis un tiempo a estar realmente en pareja?. Y no me refiero solo al tan esperado momento en el que los niños se van a la cama y por fin… ¡¡podéis dormir!!.

Es importante que cuidemos esos espacios de pareja, pero sobre todo, es importante que cuidemos los espacios propios. Donde solo estemos con nosotros mismos. Bien sea recuperando aquello que dejamos de hacer, una vez nos iniciamos en ese proyecto de familia. O bien sea no haciendo nada. Simplemente el permitirnos tumbarnos, escuchar música y recuperar sueños.


A veces, esa dinámica del día a día nos mete en una rueda que arrastra de nosotros, sin ni siquiera darnos cuenta de cómo estamos.
Y cuando nos desconectamos de nosotros mismos, es cuando dejamos de ser capaces de disfrutar. Porque ni siquiera somos capaces de valorar lo que hacemos y tenemos.




Cada uno que reflexione cuánto tira esa rueda de vosotros, y cuánto margen le dejáis para que os arrastre.
Yo os invito a parar un momento y reencontraros. A recuperar sueños e identidad. Y si hace falta… a reinventaros.





                                                                                                            Alicia Martín Martín      

jueves, 12 de marzo de 2015

¿Sabemos comunicarnos?





No deja de sorprenderme cada vez que miro a mi alrededor, el constatar que a pesar de estar en una cultura digital, donde tenemos al alcance numerosos canales para comunicarnos con los demás, estamos perdiendo la capacidad para hablarnos y escucharnos.




Continuamente estamos conectados con los demás, tenemos múltiples conversaciones en paralelo con el wassap, somos capaces de hablar a la vez por movil y por chat…
Las nuevas tecnologías nos permiten contactar con gente que está a miles de kilómetros de distancia al instante. Nos permiten reencontrar antiguos amigos o compañeros de colegio...




Y sin embargo, nos olvidamos de hablar con la persona que tenemos al lado. Ya no sabemos hablar mirándonos a la cara. Ya no sabemos dedicarle la atención que esa persona necesita y se merece. Ya no sabemos estar al lado de esa persona, aunque sea en silencio, sin hacer nada más, simplemente disfrutando de esa intimidad.



Y en aquellos casos en los que sí buscamos ese momento para conversar, no siempre sabemos o nos atrevemos a compartir nuestras preocupaciones y miedos.
Nos es más fácil expresarnos tras la pantalla del ordenador o móvil. Nos refugiamos en ese escudo protector, que evita que los demás detecten nuestros sentimientos, permitiéndonos elegir muy bien nuestras palabras antes de enviar el mensaje. Nos permite coger el suficiente valor, como para decir a esa persona lo que sentimos… y sin embargo ¿nos atreveríamos a decírselo cara a cara?. ¡Parece tan fácil la comunicación así!. Pero… ¿lo es de verdad?.
¿Cuántos de vosotros no habéis experimentado algún malentendido, enfado, distanciamiento, por algo dicho en un sms?. O por una respuesta que nunca llegó porque no se leyó, o porque la otra persona no entendió que se esperaba una respuesta por su parte.
¿Es realmente tan fácil la comunicación digital?. ¿Nos solemos sentir escuchados?. ¿Podemos identificar realmente los sentimientos de la otra persona?.



La comunicación no solo son palabras dichas o escritas. Para su verdadera comprensión tienen que ir acompañadas de emoción, transmitida con un tono de voz determinado, una mirada, una postura corporal…
 Pero la comunicación, aun siendo cara a cara, no siempre es fácil.
¿Cuántas veces hemos oído la frase de “me siento solo aún estando rodeado de gente”?. ¡¡Y qué cierta es!!.



No todo el mundo tiene a alguien con quien realmente pueda compartir sus sentimientos más profundos. No todo el mundo se siente realmente escuchado o comprendido cuando consigue compartir sus miedos.
Porque no hemos aprendido a escuchar de verdad, a hacer una escucha activa. Y porque no nos atrevemos a expresar del todo nuestros pensamientos y sentimientos, cuando estos no son “socialmente aceptados”. Estamos en una sociedad donde hay que aparentar que todo va bien, para ser aceptado, ser exitoso y conseguir la felicidad.


Sin embargo, todos tenemos miedos y sentimientos contradictorios. Todos sufrimos de una u otra manera ante las frustraciones vitales. Y encima no podemos permitirnos expresarlo, porque al hacerlo recibimos la coletilla de “no es para tanto”, “no hay que llorar por eso”, “hay que ser fuerte”, “hay gente en peores circunstancias”…
¿Esas frases realmente consuelan?. ¿O encima nos autocensuramos por tener esos pensamientos?.


Hay gente que consigue encontrar vías para canalizar esos sentimientos temporalmente (correr, nadar, gritar,...). Pero al no compartir ese miedo, enfado, frustración… el sentimiento no desaparece del todo. Solo se adormece, como un cocodrilo esperando la siguiente situación para atacar de nuevo...



¡Qué difícil es reconocer qué te está pasando y encima encontrar las palabras adecuadas para expresarlo!. ¡Qué difícil es realmente encontrar gente que nos haga sentir escuchados y comprendidos!.  
Pero por suerte, todo se puede aprender… La comunicación y la inteligencia emocional se pueden mejorar.



¿Y tu?. ¿Sabes realmente escuchar y acoger las emociones de otras personas?. ¿Sabes identificar y expresar las tuyas?. ¿O eres de los que se ocupan el tiempo y la mente para no pensar?. 





                                                                                                               Alicia Martín Martín