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lunes, 14 de marzo de 2016

"Solamente respira" (para ayudar a los niños a lidiar con las emociones)



Solamente Respira - por Julie Bayer Salzman & Josh Salzman (Wavecret Films)



Porque también los niños pueden estar estresados, dolidos o irritados.

"Solo respira" es un cortometraje en el que niños y niñas explican con sus palabras qué es lo que sienten cuando se enfadan, cómo viven la experiencia de la ira, dónde la sienten... y qué hacen cuando aparece, para que no les domine del todo.

Julie Bayer Salzman y Josh Salzman, los creadores del vídeo, lo explican:

"La inspiración para ‘Solamente respira’ vino primero hace poco más de un año cuando escuché a mi hijo de 5 años hablando con sus amigos acerca de cómo las emociones afectan diferentes áreas del cerebro, y cómo calmarse tomando algunas respiraciones profundas — cosas que estaban aprendiendo en el jardín infantil de su escuela. Estaba sorprendida y dichosa de ser testigo de cuán significativo estaba siendo el aprendizaje socio-emocional en una escuela primaria en estas mentes tan jóvenes. 

El año siguiente, decidí tomar un curso online de 6 semanas a través de Mindful Schools, pensando en que si mi hijo estaba aprendiendo sobre esto, tenía sentido que yo aprendiese también. Desde la primera semana noté los efectos positivos de esta práctica no solo se reflejaban en mi propio ser sino también en mis relaciones con los demás.
El vídeo no tiene guión - lo que los niños dicen está exclusivamente basado en su comprensión neuro-científica de las emociones difíciles, y cómo pueden afrontarlas a través de la respiración y la meditación. Ellos a su vez, nos enseñan a nosotros...".


miércoles, 27 de enero de 2016

Resiliencia familiar

    


 La resiliencia es la capacidad que tienen algunas personas y familias para enfrentarse a circunstancias difíciles, condiciones de vida adversas, a situaciones traumáticas y recuperarse saliendo fortalecido o incluso con más recursos.
Son aquellas capaces de focalizar la atención en las fortalezas y no en los problemas. En las soluciones y no en las dificultades.


Las familias resilientes son flexibles, con fuertes vínculos entre ellos y con otras personas. Son familias que han creado un clima tal, que es fácil expresar sentimientos, quizá incluso usando mucho el sentido el humor. Estas familias reconocen el sufrimiento y la participación de todos los miembros, y tienen la capacidad de dar un sentido a lo ocurrido, de ver la crisis como desafío compartido. 
Se caracterizará por mantener una comunicación asertiva, en la que se evitan las acusaciones y se comparten experiencias. El cariño, la aceptación incondicional, los límites claros y razonables, el apoyo mutuo, el respeto, funcionan como escudos protectores.




Factores protectores:

Aquellas familias que piden y aceptan ayudas, también tienen mayor posibilidad de sobrevivir a las crisis: turnarse para cuidar los enfermos, solicitar ayudas sociales (Centros de Día, residencias, tele-asistencia...), ayudas económicas, psicológicas, etc. Incluso la ayuda que pueden proporcionar los tratamientos psicofarmacológicos, y que por miedo o prejuicios a menudo se rechazan. 
Pero también las ayudas que otras personas quieran prestarnos. 

La resiliencia no es un rasgo inmutable, sino que es una cualidad variable y modificable, que se puede desarrollar y entrenar.
Se puede aprender estrategias de adaptación a situaciones difíciles para mejorar la calidad de vida: mejorando el nivel de confianza en uno mismo, fortaleciendo la autoestima y aprendiendo a regular las propias emociones. 
Esto nos convertirá en personas más competentes en todos los ámbitos y nos proporcionará herramientas para afrontar conflictos.



Formas ineficaces de afrontar las dificultades.

Escasa comunicación

Incapacidad para resolver conflictos o desacuerdos

Pobre resolución de problemas

Pobre división de responsabilidades

Insuficiente soporte emocional

Intolerancia de las diferencias

Sobredependencia de los otros



Funcionamiento familiar saludable:

Es aquel que posibilita a la familia cumplir exitosamente con los objetivos y funciones que le están socialmente asignados:
- La satisfacción de las necesidades afectivo-emocionales y materiales de todos los componentes de la familia.
- La transmisión de valores éticos y culturales
- La promoción y facilitación del proceso de socialización de sus miembros.
- El establecimiento de un equilibrio que sirva para enfrentar las tensiones que se vayan produciendo.
- Educación para la convivencia social.
- La creación de condiciones adecuadas para el desarrollo de la identidad personal y la adquisición de la identidad sexual.


La manera en la que la familia aborda las distintas etapas del ciclo vital, los eventos o tareas que se presentan en cada una de ellas, dependerá de los recursos y mecanismos de afrontamiento de que disponga, así como del estilo de funcionamiento de la familia.




Indicadores de dinámica y funcionamiento familiar saludable:

Los más significativos son la adaptabilidad o flexibilidad, la cohesión, el clima emocional y la comunicación.

La adaptabilidad familiar se refiere a la flexibilidad o capacidad de la familia para adaptar o cambiar sus reglas o normas de funcionamiento, roles, etc., ante la necesidad en un momento dado de tener que enfrentar determinados cambios, dificultades, crisis o conflictos. La no flexibilidad impide a la familia hacer un uso adecuado de sus recursos, y provoca un aferramiento a esquemas, normas, roles, actitudes. Lo que resulta poco funcional y dificulta encontrar una solución viable a la situación familiar problemática.

La cohesión es central en la dinámica familiar. Cuando la cohesión es estrecha, favorece el establecimiento de sólidos vínculos y un fuerte sentimiento de pertenencia con el grupo familiar.

La comunicación familiar refleja los patrones de interacción a través de los cuales los miembros de una familia interactúan, intercambian mensajes con contenidos afectivos, informativos o normativos. La adecuación o inadecuación de estos patrones de comunicación, juega un papel principal en la funcionalidad o disfuncionalidad de la familia. Expresa el grado en que sus miembros han aprendido a manifestar adecuadamente o no, sus sentimientos en relación con los otros.

En las familias saludables, predomina también un clima emocional afectivo positivo, lo cual potencia la integración familiar y eleva los recursos de la familia para enfrentar los conflictos y problemas que se puedan presentar a lo largo del ciclo vital evolutivo familiar.





Alicia Martín Martín